Muchas veces nos perdemos la oportunidad de parar, escuchar y saborear la pausa. En nuestro cotidiano, enlazamos una cosa a la otra o estamos pensando en nuevos proyectos y acciones a realizar.
Parar es parar, dejar de hacer cosas, y es necesario en nuestra vida. Y cuando tu no te paras, la vida te para.
Septiembre me ha invitado a una pausa. La vida me detuvo y he tenido que parar y escuchar mi cuerpo y dar un espacio al maestro dolor.
El dolor físico me ha permitido conectar con la necesidad de escuchar mi dolor emocional y me ha revelado historias que había olvidado…
La mayoría de nosotr@s, tenemos mucho dolor emocional acumulado. En nuestro día a día no nos damos cuenta de este dolor. En nuestra cotidianidad, en este hacer cosas, evitamos sentir este dolor profundo y nos pasa desapercibido
Esta semana me he permitido parar y escuchar.
Me he dado cuenta que estoy “sacudida” por todo lo acontecido estos dos últimos años, cuando se me impuso un encierro en casa y muchas restricciones sobre mi vida cotidiana.
Ahora, emerge la necesidad de abrirme a escuchar que me sigue pasando a mí con esta situación vivida en los últimos 30 meses.
Ahora, puedo parar y escuchar qué me pasa con todo esto en el momento presente…
La escucha de lo que hay
No quiero olvidar.
Quiero recordar y tener presente lo vivido.
Quiero dar un espacio de escucha al impacto emocional que ha tenido en mi.

La privación de mis llamadas “libertades” me dio la oportunidad de hacer algo que no siempre he hecho: parar y escuchar. Esto me permite explorar el significado y manifestación de mi libertad interior.
¿Qué quiero hacer en este momento? ¿Cómo actúo en consonancia con mi sentir interno? ¿Cómo gestiono las emociones que emergen de la situación que vivo?
Es muy fácil culpar a la situación, a l@s demás y al sistema de lo que nos acontece. El reto, es tomar las riendas de tu vida y estar en paz en cada una de las acciones y decisiones que tomes.
La clave es hacerte responsable de tu respuesta emocional sobre ellas.
Y en ello estoy, escuchando y generando coherencia y consecuencia con mis acciones.
Pensaba que el encierro por la “pandemia” no me movió muchas fichas, pero hoy siento que mi memoria profunda, la llamada memoria celular, está dañada y contiene memorias de trauma.
Ahora que me doy cuenta quiero restaurarme, y lo hago en la escucha, en el contacto con la naturaleza y con el acompañamiento de las flores de Bach.
Así que, me voy a hacer un preparado con STAR OF BETHLEHEM para aportar suavidad y consuelo a mi alma…
¿Quieres saber más sobre las flores?
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Muchísimas gracias Alba, te leo y siento que me estoy escuchando…tienes mucha razón…mientras miraba pasar el tiempo en mi “refugio”, iba lacerandose mi alma por tantos dolorosos cambios. Mientras estaba en mi “refugio” con mi familia, tratando de pasar los días, se me adormecio la conexión…me desestabilice. Sin embargo debo agradecer a Dios y a las Flores junto al camino en el que me encuentro ahora, para hacer una pausa, conciente.
Estimada Nora Elena,
así fué para muchas personas, nos sumergimos en una situación inesperada y no deseada, donde nuestra relación con el mundo cambió radicalmente. Ahora nos vamos dando cuenta de las secuelas de estos dos años, y podemos restaurarnos.
Estoy infinitamente agradecida de tener las flores de Bach a mano y poder acompañarme con ellas.
Un fuerte abrazo